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ciencia

‘Perspectivas desde el Mundo Real’ de G. Gurdjieff, parte 2 de 7

El que escribe, que guarda su anonimato, describe cómo “descubre a G.I.Gurdjieff”

Capitulo 1,  Vislumbres de la verdad

Escrito en 1914

El que escribe, que guarda su anonimato, describe como “descubre a G.I.Gurdjieff” y como deviene en su discípulo.  GIG lo introduce en varios encuentros en todo el espectro de la enseñanza.

Es muy revelador cómo un hombre encuentra a su maestro, y como a pesar de que nada sabe, su intuición le indica que lo ha encontrado. Y que con él `podrá despertar y transitar el camino desde el plano de los “hombres máquina” hasta El Camino, para allí dejarlo librado a sus propios esfuerzos.

Rescatamos del largo escrito unas frases de GIG: “Una vez más oí las palabras del señor Gurdjieff haciendo eco a mis sentimientos: «Ninguna razón ordinaria basta para permitir a un hombre apoderarse del Gran Conocimiento, y convertirlo en su posesión inalienable. Sin embargo, le es posible. Pero primero debe sacudirse el polvo de los pies. Se necesita enormes esfuerzos, trabajos tremendos, para adquirir alas con las cuales es posible elevarse. Es mucho más fácil dejarse llevar por la corriente, pasar con ella de una octava a otra; pero esto toma muchísimo más tiempo que, solo, desear y hacer. El camino es duro, a cada paso el ascenso es más y más empinado, y así continúa, pero la fuerza de uno también aumenta. El hombre se templa, y con cada paso ascendente su perspectiva se vuelve más amplia. Sí, efectivamente existe la posibilidad.»

Y el discípulo opina finalmente :

Sin duda vi que esta posibilidad existía. A pesar de no saber aún lo que era, vi que allí estaba. Encuentro difícil poner en palabras lo que se volvía más y más comprensible. Vi que el reino de las leyes, que ahora se tomaba aparente para mí, era en realidad omnímoda; lo que a primera vista parecía ser violación de la ley, visto más de cerca, sólo la confirmaba.

Se podría decir, sin exageración, que mientras «las excepciones confirman la regla», al mismo tiempo no eran excepciones. Para los que pueden comprender, diría que, en términos pitagóricos, reconocí y sentí cómo la Voluntad y el Destino —esferas de acción de la Providencia— coexisten mientras compiten mutuamente; cómo, sin mezclarse o separarse, se entreveran. No alimento esperanza alguna de que palabras tan contradictorias puedan dar a entender o aclarar lo que comprendo; al mismo tiempo, no puedo encontrar nada mejor.

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