conciencia
Gandhi: «Sé el cambio que quieres ver en el mundo»
¿Cómo ejercer ese cambio de Conciencia?
La pregunta: ¿Cómo ejercer ese cambio de Conciencia?
La historia muestra que cuando un país quiso cambiar de rumbo y elevar el nivel de sus ciudadanos reformó la educación. Se trató de una pedagogía de la nueva era a la que aspiraban esos dirigentes y así surgieron los países renovados y con mayores posibilidades de crecimiento.
En el punto actual de inflexión en que se encuentra el viejo Hombre frente al nuevo Hombre que está multiplicándose está faltando también asumir una construcción educativa acerca de la Conciencia, sus orígenes, sus condiciones y sus capacidades.
Pareciera un contrasentido, tener que educar sobre lo que cada ser humano tiene como potencialidad “per se”; sin embargo resulta necesario toda vez que los sistemas educativos tradicionales han resultado instrumentos de condicionamiento más que rieles que conduzcan hacia la libertad.
El conductismo ha forzado la formación de personas al servicio de la producción, serviles a una filosofía del consumismo cada vez más desenfrenado.
Hay que educar para la Conciencia, esta es una cuestión principal pues debiendo ser que tendría que otorgar las herramientas para que cada quien sea lo que debería ser, en realidad en las instituciones se ha privado –o al menos adormecido- las capacidades o carismas naturales que acompañan como dones a cada uno.
Se ha limitado la creatividad y hasta la sensibilidad en función del pragmatismo y el dogma. Lo más grave, no se ha permitido la elevación del hombre.
En el fondo todo ha respondido a los dictados de un sistema económico que precisaba de seres capacitados para la producción y consumo cercenando aquella parte de la mente que propende a descubrir el verdadero sentido de la vida.
¿Qué hacer? Educar en valores, cultivarlos a través de la transformación de las propias emociones de las personas y la combinación de ellas con el entorno de desarrollo. Hay que intentar un pedagogía del Amor pues poco aprende el que está dañado emocionalmente.
Sólo entonces cuando la educación combina mente, cuerpo y corazón, en equilibrio de orden y coordinación, haciendo posible el alcance de la plenitud de vivir, se podrá hablar de un cambio que favorezca a la plenitud de la Conciencia.
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