Cuando los mandatos familiares no te dejan ser lo que viniste a ser

Improntas culturales, sociales o religiosas, aderezadas con situaciones políticas o económicas, terminan desviando a tu Ser del camino que debe transitar en este paso por el mundo tridimensional.

Son los llamados “contratos familiares”, una serie de códigos que inhiben nuestra vocación, o nuestro “kerigma” como dirían los antiguos. Porque hay que decir que el carisma –don- con que cada uno viene debe ser respetado, aunque lamentablemente no siempre ocurre así.

Esas trazas quedan marcadas desde la más tierna infancia cuando el niño intuye que el incumplimiento de esas pautas le puede acarrear malas consecuencias, entonces “Nuestro cerebro más primitivo nos dicta la orden de obedecer cuando la amenaza es ser expulsado del clan familiar”.

Esas creencias constituyen una herencia familia, no muy distintas de un bien que se transmite de generación en generación, en muchos casos incuestionables, aunque si se quiere crecer, será necesario depurar aquellas que no sean bellas o útiles.

Resulta entonces que la lealtad a la familia termina complicando la existencia con un caudal de creencias tóxicas como impedimentos para crecer (en todo sentido), prejuicios sobre actividades o profesiones, la idea central de que el matrimonio debe ser eterno (al precio que sea), todo eso termina en una dependencia emocional que no permite el crecimiento de la Consciencia.

Finalmente, la dependencia emocional terminará destruyendo el más precioso don del ser humano: su Libertad, y la consecuencia más probable será el fracaso material y una profunda depresión espiritual que puede llevar a la completa destrucción del sujeto.

¿La solución? Determinarse a ser lo que realmente somos, y desde ese lugar, descubrir para qué vinimos a este Mundo.

Referencia: sanacionholisticasalamanca.wordpress.com/2014/06/05/contratos-familiares…