La vida es una Creación, no un descubrimiento.

Sencillo y complejo a la vez, hasta una paradoja de la existencia, es la falta de conocimiento que tenemos de lo que somos capaces de hacer. No es magia ni alquimia revelada: hablamos de la Vida y sus posibilidades.

Partamos de un concepto básico: No vives cada día para descubrir qué te espera ese día, sino para crearlo. Estás creando tu realidad cada minuto, probablemente sin saberlo.

Pero, alguno dirá, ¿y, cómo es esto posible? La respuesta fue dada desde el origen: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gén. 1,26-27).

Una sentencia que atraviesa cualquier barrera religiosa porque no es un tesoro privativo de una confesión sino de toda la humanidad, porque más allá de las diferencias geográficas y temporales, el hombre ha sido y seguirá siendo siempre el mismo.

Es más, quizás, simplificando un concepto teológico, reduciremos el rango de especulación intelectual a decir que esa semejanza contiene a la Trinidad, porque cada uno de nosotros es a la vez tres en uno.

En los “Cielos” –por decirlo así- está el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en cada ser humano esa Entidad se replica como “mente, cuerpo y espíritu; superconsciente, consciente y subconsciente.

Luego, el proceso de creación, vale decir, la posibilidad de cambiar rumbos en la vida diaria, procede de estas tres partes de la persona. Creamos en los tres niveles a través de las herramientas que son: el pensamiento, la palabra y la obra.

La comparación (si vale este término), sería así: Toda creación se inicia con el pensamiento (“Procede del Padre”). Toda creación pasa después a la palabra (“Pedid y se os dará, hablad y se os hará”).

Toda creación se completa en la obra (“Y el verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”). En particular esta última parte tiene notable importancia porque representa la materialización del pensamiento.

En suma, ¿cómo crear la vida a cada instante? Lo que pensamos pero no decimos, crea a un nivel. Lo que se piensa y se dice, crea a otro nivel. Pero lo que pensamos, decimos y hacemos, se hace manifiesto en nuestra realidad.