conciencia
¡Cuidado! Eres lo que piensas
La enseñanza es que debemos aprender a “pensar correctamente”
Se ha escrito que “somos lo que comemos” y es verdad, pero también es preciso incorporar que “somos lo que pensamos”. En realidad, es más importante esto último, pues al fin, lo que hagamos, incluso comer, se acuna previamente en la mente.
De allí entonces que ahora se acepte que las enfermedades tienen raíz en los pensamientos, pues cada uno de ellos afecta física y materialmente a nuestro organismo. Sin embargo, no por aceptado el proceso es conocido.
El cerebro actúa según los estímulos que recibe del exterior, según nuestras experiencias que contienen un tono afectivo que van desde la alegría a la tristeza profunda.
En el camino todo va dejando una huella que activa ese gran laboratorio químico del organismo que es el hipotálamo que inmediatamente genera hormonas (péptidos) que responden a los pensamientos que el cerebro está generando: aparecen las emociones.
¿Qué ha ocurrido? La “alquimia” hormonal realizada por el hipotálamo se vuelca al torrente sanguíneo generando sensaciones: exaltación o abatimiento, pena, gozo, calma o dolor, que impactan en definitiva en la salud corporal.
Breve y sucintamente descrito el proceso tenemos que el tipo de pensamiento que tengamos ordenará al hipotálamo la creación de una sustancia química natural para cada proceso mental.
La enseñanza es que debemos aprender a “pensar correctamente”, pero cuidado con asimilar correcto con un sentido religioso en cualquier sentido; aquí representa pensar en términos de salud para nuestro cuerpo. En pensar lo que nos es beneficioso, en liberar cargas emocionales presentes o pasadas. Mucho menos en pensar en modo negativo hacia el futuro.
La actividad del hipotálamo en este sentido está orientada a generar mecanismos de defensa cuando los pensamientos son negativos: estrés, ansiedad, urgencias, preocupación, categorías que terminan haciendo que el cerebro cree situaciones inexistentes.
En suma, pensamientos descontrolados determinan que el hipotálamo genere sustancias que terminan envenenando a nuestro cuerpo: surgen las enfermedades.
El problema de persistir en pensamientos negativos o recreando viejos rencores es que el organismo termina debilitándose y queda expuesto a que una simple gripe degenere en patologías más complejas que pueden llevar a la muerte.
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