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ciencia

Entonces… ¿Habitamos en un gran «Árbol de la Vida»?

«Lo que la mente ve, cuando capta una conexión, lo ve para siempre»

¿Por qué los fractales nos fascinan? Porque señala la filosofía hindú que «Lo que la mente ve, cuando capta una conexión, lo ve para siempre», luego, ocurre que detrás del velo, todo es una sola cosa que en su diseño revela la firma del autor; son la “huella digital de Dios”.

En este caso la forma fractal recurrente es aquella de la forma en la que crecen y se dispersan ciertos organismos, la energía y la información misma. Pero en esa dispersión está la pauta que nos permite regresar y ver el origen. Y la autorreferencia se vuelve transversal: descubrimos entonces que un árbol es una rama dentro de otro organismo o sistema analógico más grande.

Desde la ameba, esa forma fractal puede resolver laberintos, mimetizar los planos de una red de transporte hecha por el hombre y seleccionar la comida más sana de un diverso menú –todo esto sin tener un cerebro o un sistema nervioso-, lo que captamos al verla es en cierto sentido una mente exteriorizada, un hilo protopsíquico, tejido nervioso extracerebral.

En la misma clasificación hay que colocar a las formaciones que hacen los relámpagos en el cielo, difíciles de captar por su naturaleza fugitiva y más impresionantes.

Matemáticamente los relámpagos pueden considerarse figuras de Lichtenberg en 3D, las cuales se forman en la bifurcación de descargas eléctricas. Estas figuras también son llamados “árboles eléctricos” por su parecido al crecimiento de ciertas ramas (la forma madre del helecho) y son consideradas estructuras fractales.

De la misma manera, una “dendrita” -en griego “árbol”- es la terminal de una neurona que recibe estímulos provenientes de los axones como la estructura ramificada en la que crecen algunos cristales y un tipo de fractal matemático dentro del conjunto de Julia. La dendrita es muchas cosas, pero vincula de manera inextricable al árbol (como organismo surtidor y arquetipo) con el fractal.

Hay cierto aspecto arborescente entre los filamentos que se unen en el concierto eléctrico del cerebro. Todas las cosas tienen árboles adentro y se enraman o constelan.

En suma, podría decirse entonces que los fractales son vislumbres del entendimiento de la antigua máxima hermética de que el macrocosmos se refleja en el microcosmos (el hombre es un pequeño universo, se dice) y como es arriba, es abajo y como es adentro, es afuera.

¿Sería demasiado osado decir que las galaxias también conforman un cerebro que se extiende por todo el universo, donde organismos como estrellas y planetas son sólo células?

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