«Observación de sí» según Oupensky y Gurdjieff

El Maestro George Gurdiejff define a la evolución del hombre como la evolución de su Conciencia, y afirma que “La «conciencia» no puede evolucionar inconscientemente.

La evolución del hombre es la evolución de su voluntad, y la «voluntad» no puede evolucionar involuntariamente. La evolución del hombre es la evolución de su poder de «hacer», y el «hacer» no puede ser el resultado de lo que «sucede».

Esto es lo que se llama “la observación de sí”, procedimiento ineludible para adquirir el conocimiento de uno mismo.

Observarse para enriquecer la enseñanza, es la base del trabajo de Gurdjieff. Es decir que se trata de un procedimiento de introspección cuyo fin es alcanzar la conciencia de sí mismo “condicionantes y automatismos en los que vivimos”.

Teniendo en cuenta la formación desde fuentes orientales del Maestro, para los oídos occidentales esta propuesta tenga reminiscencias griegas; “Conócete a ti mismo” se dice que estaba escrito en el pronaos del Templo de Delfos, y es la frase que atraviesa toda la filosofía antigua (Sócrates-Platón) y se conecta con el Cristianismo en los textos gnósticos donde se lee: “Quienes lleguen a CONOCERSE A SI MISMOS, lo hallarán y cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, sabréis que sois los Hijos del Padre”.

Pues bien, como se ve, el trabajo de Gurdjieff y difundido por Oupensky revela la universalidad del tema; se trata de la misma esencia, aprender a conocerse para conocer a otros, siendo ese “otros” tanto los “alter-ego” terrenales como aquellos de otra dimensión.

Es una comprensión del corazón, no del intelecto.

Entonces, siendo que cada respuesta está dentro de cada uno, no puede haber una que resulte universal para todos, de allí que Gurdjieff nunca ofreció soluciones ni respuestas sino diversas formas de trabajo que adelantaran el camino hacia esa posible respuesta.

En el “Cuarto Camino”, Oupensky señala que es necesario que todos los hombres logren hacer coexistir pacíficamente su esencia y su personalidad, esto se logra a través de una fuerza de conciliación –La Ley de Tres- a la que obedece todo el Mundo (motivo de otro trabajo, sin duda), pero digamos que se refiere a que las combinaciones de positivos y negativos pueden producir nuevos resultados.

La necesidad de operar siempre con una tercera Ley deviene de esa permanente necesidad de conciliar, porque no existen puntos ni opiniones extremas en el individuo.

Oupensky señala que «Cuando Ud. se da cuenta de que no es uno, que es muchos, que puede tener algo por cierto a la mañana y no saber nada de ello a la tarde, entonces este darse cuenta es el principio.», lo cual podría equivaler a decir que el hilo conductor de este procedimiento sea el Amor.

Nadie que no se ama puede evolucionar porque el Amor está en la base de la Creación.

Y es que el Amor significó la cohesión del caos, lo describe el Libro del Génesis cuando el cosmos era pura desorganización. El hombre, como entidad y microcosmos también padece esta desorganización que son los muchos “yoes” que aparecen y desaparecen al azar.

Dice Oupensky que “Este estado caótico es reforzado por la ignorancia de sí, porque el hombre dormido no es capaz de ver su multiplicidad, que se describe como «oscuridad.»

Echar luz en esa “oscuridad” es un ejercicio sobre el cual Oupensky dice que «La observación de sí acarrea ciertos cambios en los procesos internos del hombre… Al observarse arroja, por así decirlo, un rayo de luz sobre sus procesos interiores, que hasta entonces trabajaban en completa oscuridad.

Y bajo la influencia de esta luz los mismos procesos comienzan a cambiar.»

Muchos consideran este primer paso como el más difícil. ¿Cómo podemos recordar, “encender la luz” si hemos olvidado que estamos en la oscuridad?

Éste es precisamente el trabajo de cada uno, un “tironeo” entre el olvido y el recuerdo, que es el origen del término “El recuerdo de sí”

NOTA: Referencia bibliográfica

‘Psicología de la Posible Evolución del Hombre’ de P.D.Ouspensky
http://accmagazine.com.ar/psicologia-de-la-posible-evolucion-del-hombre-de-p-d-ouspensky/