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conciencia

Francisco: Cuidar el planeta a través de cinco cambios de vida

Cinco claves que el Papa propone en su reciente Encíclica «Laudato Si»

La Encíclica “Laudato Si’”

El Papa Francisco acaba de dar otra muestra que está mirando más allá de lo dogmático, y que la Tierra como donación del Creador tiene un aspecto sagrado que la humanidad ha desacralizado y puesto en peligro.

El pensamiento del Papa sobre la problemática ecológica y humanitaria está contenido en su reciente Encíclica “Laudato Si”, donde incluye un llamado a cambiar hábitos y tendencias negativas en la vida de cada persona.

Ante todo la humanidad necesita cambiar”.

Para Francisco “no todo está perdido” ya que los seres humanos “también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan”. En definitiva, son capaces de “iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad”.

Ese cambio se basa en cinco claves que el Papa propone en «Laudato Si«:

1.- Ser agradecido y practicar la gratuidad:

2.- Educar en los diversos ámbitos: No sólo científicos, sino en pequeñas cosas como “evitar el uso del material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias”.

3.- Destierro del consumismo compulsivo:

4.- Olvido del egoísmo: Las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en sí mismas. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”. Por tanto, pide “salir hacia el otro” y superar el “individualismo”.

5.- Conversión interior: El cristiano, asegura, debe vivir su vocación admirando la belleza de la obra de Dios y protegiéndola.

Así, el Papa propone “una sana relación con lo creado” como parte de la “conversión íntegra de la persona” y tomando de modelo a San Francisco de Asís. Esto implica “reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde dentro”.

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